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Afectacion del cambio climático

elniñoniña2015 Foto IRICSSequías extremas, grandes inundaciones y violentos huracanes. La mayoría de los científicos señala que en los próximos meses el clima se volverá loco. Como consecuencia, grandes áreas del planeta, entre las que podría incluirse España, sufrirán unas alteraciones devastadoras. El origen de todo ello no es otra cosa que el calentamiento anormal que, durante el pasado verano, se ha detectado en El Niño, una corriente de aguas cálidas que recorre el Pacífico ecuatorial.

 

 

ESPAÑA Y EL NIÑO
INFLUENCIA SOBRE EL CAMBIO CLIMATICO
Las observaciones no dejan lugar a dudas. Desde el pasado marzo se ha registrado un calentamiento de las aguas del Pacífico nunca antes detectado. Mientras que lo habitual es un incremento de 1 o 2 grados, las mediciones señalan variaciones por encima de los 4 grados, las más elevadas de los últimos 50 años.

 

Este año se ha efectuado por primera vez un estudio con siete modelos de predicción simultáneos sobre lo que ha dado en llamarse el "fenómeno del siglo". Realizados en Estados Unidos, Japón y Alemania, todos ellos se muestran de acuerdo en sus cálculos. Junto con las observaciones efectuadas por una red de boyas, satélites, barcos y estaciones meteorológicos, se ha llegado a la conclusión de que el próximo El Niño será excepcional. Sus dimensiones podrían dejar pequeños los estragos producidos durante el invierno de 1982-83, con cientos de miles de personas afectadas y más de tres billones de pérdidas en todo el mundo.

 

Luis Balairón, jefe del Servicio de Análisis e Investigación del Clima del Instituto Nacional de Meteorología coincide en estas predicciones, pero señala que "a pesar de tan notables evidencias, puede ocurrir que las alteraciones no lleguen a producirse o que lo hagan de manera muy atenuada, como ya ha ocurrido otras veces".

 

Mientras gobiernos y organizaciones ultiman sus preparativos para paliar la previsible debacle, en esa cocina del clima que es el Pacífico ecuatorial se condimenta un menú que está trastornando al planeta. A la humedad por encima de la media de las áreas subtropicales, Chile y Argentina, se une la intensa sequía que afecta a Australia y las grandes islas del sudeste asiático.

 

Siniestros. Así, un interminable y dramático fuego asola desde hace más de un mes Malasia, Sumatra y Borneo. Cuarenta millones de personas afectadas por una humareda que vagará durante años por la atmósfera y que ha provocado más de 250 víctimas mortales.

 

Extensas áreas evacuadas, colisiones de barcos, accidentes de aviación y otra serie de desastres. Casi un millón de hectáreas de selvas tropicales destruidas y uno de los ecosistemas naturales más valiosos de la Tierra en peligro. Todo por unos incendios que seguramente fueron provocados, pero que, igual de seguro, hubieran sido sofocados por unos monzones que no pudieron llegar a tiempo. ¿La causa de su retraso? No es otra que la influencia de El Niño.

 

En España se sospecha que las recientes inundaciones de Levante y Murcia tienen idéntico origen. La búsqueda de previsiones en el clima de los próximos meses por parte de los sectores agrícolas ha obligado al Ministerio de Agricultura a solicitar al Instituto Nacional de Meteorología un informe al respecto. Al mismo tiempo, dos recientes preguntas parlamentarias han instado al Gobierno a facilitar información sobre unos aspectos de los que ningún meteorólogo se atreve a opinar de manera contundente.

 

El Niño es una corriente de las aguas del Océano Pacífico ecuatorial que experimenta una subida periódica e irregular de su temperatura. El suceso se presenta asociado a una alteración de la presión atmosférica, así como a cambios en el patrón de circulación de los vientos de aquel área.

 

La conjunción de ambos fenómenos es conocida por los científicos como ENSO, acrónimo formado por las primeras letras de El Niño y de la South Oscillation -Oscilación Sur- con la que se denomina a estas alteraciones. El súbito incremento de las temperaturas es conocido desde antiguo, como atestiguan los cuadernos de navegación de los descubridores españoles a comienzos del siglo XVI.

 

Los pescadores peruanos -que lo bautizaron como El Niño por coincidir con la Navidad- detectaron este cambio en las aguas, que provoca la desaparición de algunos peces, que vuelven a ser capturados una vez que el océano alcanza su temperatura normal, y la llegada de otros. El fenómeno ocurre entre cada tres y cinco años. "Aunque a veces -señala Balairón-, se han presentado episodios débiles a lo largo de varios años consecutivos, esta cadencia es la habitual". Los primeros síntomas de una alteración anormal se detectan antes. A veces durante la primavera, como está ocurriendo este año.

 

El Niño tiene su contrario. Es cuando las temperaturas de las aguas superficiales del Océano Pacífico descienden por debajo de la media. Se conoce como La Niña y sucede en el verano, correspondiendo sus valores a la intensidad de los registrados en invierno.

 

Aparece entonces una masa de agua más fría de lo normal, cuyas consecuencias, igual que ocurre con su hermano se hacen sentir en todo el planeta. Los científicos aseguran que a comienzos de 1996, cuando predominó una Niña de valores anormalmente exagerados, provocó un enfriamiento general del planeta.

 

Pero, ¿qué es lo que origina semejantes alteraciones? Hay teorías que ven su origen en el frenazo de los vientos alisios, que soplan en dirección Este a Oeste sobre la franja ecuatorial del Pacífico.También se teoriza que primero acontece una variación en la temperatura del océano por la oscilación natural del agua. Esto produce una alteración de las presiones atmosféricas y un cambio en la dirección de los vientos. Semejante interrelación dificulta una correcta predicción del clima.

 

Lo que sí son evidentes son sus consecuencias. Medio planeta las padece en estas fechas. Y no se limitan exclusivamente a aspectos ambientales. A las pérdidas millonarias producidas en diversos países de la cuenca del Pacífico, hay que unir su influencia decisiva en un buen número de materias primas. La alteración del ritmo de las cosechas hace que, por ejemplo, en los últimos años se detecten intensos movimientos especulativos en las Bolsas americanas, en un intento de adelantarse a la previsible alza de las cotizaciones agrícolas. Las grandes compañías de seguros y reaseguros que operan en este segmento, ven en el fenómeno una de las más graves amenazas para sus intereses.

 

Asimismo, destacan actuaciones de la Organización para la Agricultura y la Alimentación, organismo especializado de ayuda a los países subdesarrollados. Adecuándose a los cambios del clima producidos en África oriental por la influencia de este fenómeno, ha desarrollado un programa dirigido a cambiar el régimen de cultivos tradicionales.

 

 Como se ve, se trata de un tema controvertido en el que se avanza muy poco a poco. Ante la previsible aparición de un nuevo episodio -con su correspondiente impacto mediático- creo que sería interesante que, bien por la Asociación Española de Climatología o de AEMET, se hiciera pública en su momento una nota informativa dejando bien sentado lo que se sabe y lo que no sobre el impacto de El Niño en nuestra zona geográfica. Sería muy aclaratoria y evitaría informaciones contradictorias y bulos. Merecería la pena.

 

Apuntar por último que existen otras oscilaciones como la Western Mediterranean Oscillation (WeMO), que afectan principalmente a los países del mediterráneo.
 
La Oscilación del Mediterráneo Occidental (WeMO -Western Mediterranean Oscillation-) es un nuevo patrón de teleconexión de carácter regional. Se define para poder explicar la variabilidad pluviométrica de esas zonas de la Península Ibérica donde la Oscilación del Atlántico Norte (NAO -North Atlantic Oscillation-) tiene una débil influencia , fachada mediterránea. En consecuencia, el área de estudio es la fachada oriental de la Península Ibérica. Ésta se correlaciona muy satisfactoria y negativamente con este nuevo patrón. Las zonas más influenciadas en la fase negativa de la WeMO son el golfo de Valencia y la llanura del Rosellón durante las estaciones de invierno y de otoño.
 
Las tendencias recientes del índice de la WeMO (WeMOi) tienen una clara correspondencia con la evolución de la precipitación en el área de estudio a finales del siglo XX. Así es el caso, que la precipitación en los meses de invierno en la región de Valencia, sobre todo en enero, está aumentando, así como una mayor torrencialidad, por una contundente tendencia negativa del WeMOi en esta estación.


 Nota:  Las opiniones expresadas por el autor, no necesariamente coincide con los puntos de vista de la redacción AGA


Fuentes: elmundo, wikipedia, eneltiempo-angelrivera, lugaresdenieve
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